domingo, 12 de junio de 2022

Las pensiones en peligro

Las pensiones en peligro

Introducción

Con frecuencia, llegan a nuestros oídos aseveraciones sobre la inviabilidad del sistema de pensiones, siempre basadas en el hecho fatídico de que nuestra vida se alarga y, muchas de ellas, aderezadas con el remedio del ahorro como alternativa.
Poco aportan los acalorados debates sobre el tema, que no dan cabida a reflexiones serenas ni análisis objetivos. Así que haré el papel de analista aportando lo que buenamente pueda, echando mano del infantil "¿por qué?".

Entradas, salidas y saldo

Nada que discutir en que son las cotizaciones, de empresas y trabajadores, las que alimentan la caja, y las pensiones su drenaje.
El saldo no es más que el resultado de la resta a lo largo del tiempo. El hecho de que decrezca, da paso a toda suerte de especulaciones, salvadores y agoreros. Pero ¿por qué sucede así?. Analicemos cada uno de los flujos siguientes: 
  • Estamos más años jubilados, lo que hace crecer el gasto total, aunque no lo haga cada pensión en particular.
  • Las cotizaciones no aumentan al ritmo que lo hace la población en edad de hacerlo por dos motivos:
  1. No lo hace la población activa, debido a un paro excesivo.
  2. La aportación por cada cotizante, incluso, desciende; debido a que los salarios, lejos de aumentar, disminuyen.

¿Cómo revertir la situación?

Disminuyendo el gasto

Es en lo primero que se piensa para equilibrar la balanza. Dejando a un lado las bromas sobre acortamiento de la vida, hay dos líneas de actuación, no excluyentes:
  • Sobre cuánto pagar a cada pensionista. Al menos por ahora, parece que no se quiere ir más allá de la congelación de las pensiones que se pagan.
  • Sobre la población con derecho a pensión. ¡Eureka! Se retrasa la edad de jubilación.
Esta última genialidad, no sólo disminuye el número de perceptores, sino que, de paso, la población activa cotiza más tiempo, aumentando así la financiación. Así nos lo cuentan.
Nada más lejos de la realidad. Quizás ocurra con los autónomos pero, mientras haya jóvenes pidiendo trabajo, las empresas seguirán renovando plantilla a costa de sus mayores. Así pues, ni se retrasa la edad real de jubilación ni aumentan los años de cotización.
Como no fui el más listo de la clase, he de suponer que quien hizo la norma también se dio cuenta, lo que me lleva a mi primer por qué, despojado de su inocencia. La respuesta la hallo en lo que se consigue. A saber:
Aumentando la edad legal de jubilación y no hacerlo la efectiva, el decremento por anticiparla aumenta y así se reduce la pensión resultante. ¡Vaya! La primera línea que, por impopular, no se quería decir claramente.

Aumentando el ingreso

Comoquiera que no se consigue aumentando la edad legal de jubilación -según acabamos de ver- sólo queda el camino de que aumente el número de cotizantes hasta casi el pleno empleo.
Claro está, sin que baje la aportación por individuo. Mas, ¿quién apuesta por esa vía, si todos creemos pagar mucho por ello?
  • Sé de trabajadores en los que cala el mensaje de que un futuro y drástico recorte es inevitable. Tanto más desesperanzados cuanto más jóvenes de llegar a recoger el fruto de su aportación.
  • A la empresa le molesta tener unos costes salariales que sus empleados no perciben como sueldo. Tampoco emocionalmente. Nunca entendí por qué no aparece en las nóminas el total de la cotización a la Seguridad Social.
En resumen, difícil y esforzado camino tener que: explicarles a unos lo que pagan y que es el futuro ingreso de jubilado y, a los otros, imponerles que así debe seguir siendo. Claro que, por difícil que sea, merece la pena luchar por él. No se me ocurre otro, sin trampa.
Entonces ¿por qué tan poco empeño en este camino?

Palos en la rueda

La figura del autónomo con una sola empresa cliente contenta a la empresa sobremanera. ¿Por qué?
(Bueno, los hay que además se lamentan por su falta de compromiso en el proyecto).
  • Como sucede con todo contrato de servicio externo, no le cuenta como plantilla, dando valor a la empresa: mayor volumen de negocio por empleado.
  • Todo problema laboral pasa a ser de tipo mercantil o, directamente, desaparece, como bajas por enfermedad, maternidad, etc.
  • Con un coste menor, el autónomo contratado puede percibir más. De su parte de Seguridad Social, le paga algo, o no.
La consecuencia es inmediata: la cotización se reduce a la mínima posible, inferior a la que correspondería por un sueldo igual a sus ingresos.

Ángeles salvadores y su bálsamo de Fierabrás

Ante tan fatal panorama para la vejez, llegan los sabios consejos: ahorra, hazte un plan de pensiones, mira qué fondos ..... Además, son para ti, no para pagar a otros.
Curioso que las ofensivas comerciales al respecto vayan avaladas por recientes rentabilidades. Silencio cuando baja la bolsa y, con ella, su rentabilidad. Sospechoso, añadiría.
Suponiendo que quede algo para invertir, que ya es suponer hoy día, inviertes dinero real, que te quitas de otras cosas, en unidades de cuenta, participaciones, títulos, o como los llamen en cada caso. A la postre, cromos, por los que no te dan lo que has pagado ni en el momento de comprarlos.
Claro que, si lo hacemos, es con la esperanza de que se cumpla la promesa del vendedor: El valor subirá, incluso por encima del IPC y, en ese lejano futuro, tendré una ayuda a la exigua pensión.
Destaco el término esperanza, porque siempre está la letra pequeña: "Rentabilidades pasadas no son garantía de rentabilidades futuras".
Para ser objetivo, esta es la evolución de dos planes de pensiones con diferente riesgo en los que podrías haber ido depositando los ahorros a lo largo de tu vida laboral.



Antes de entregarte al alborozo, ten en cuenta el IPC, ya que su rentabilidad real es lo que sube la curva por encima de la del IPC.
También, que la cantidad invertida puede ir siguiendo el ritmo del IPC y de los ingresos. Amén de de otros condicionantes más personales.




La respuesta a mi por qué

En un sistema público de pensiones, lo que se ingresa se gasta en otros o se ahorra.
En el otro, del dinero que se ingresa, ya veremos lo que te queda.
Sólo les encuentro en común, que cuando te jubiles, ya no puedes cambiar tu pretérita decisión.
Habida cuenta que mi experiencia es la que muestro, y que nada más lejos en mi ánimo que emular a Elena Francis, como dicen en mi pueblo: tú mismo

Nota: Gráficos obtenidos de Fonditel e INE

No hay comentarios: